[...] Siempre digo que yo soy emprendedor (de los que crean empresas) por accidente, y no por vocación. Cree la empresa porque las circunstancias me obligaron, o más concretamente, impelido por un cliente que me lo puso como condición para darme un importante proyecto que me ilusionaba mogollón. Después le fui cogiendo el gustillo, y seguí tirando del carro con mucha ilusión, pero a partir de un día empecé a sentir cada vez más su lado negativo en términos de bienestar de vida, lo que me llevó a aceptar que me venía bien un cambio de ciclo. [...]